Sobre cuadros, ardillas, historias y la supuesta realidad
A las personas reconocidas les llenan el altar y pedestales de frases y anécdotas (unas más verosímiles que otras) que jamás sabremos si pasaron o no. Alguien dijo que el otro mencionó tal cosa y después hay otro que lo reproduce y todos pensamos que sí pasó… y vamos por la vida repitiendo y hasta modificando esas historias. Con Pablo Picasso hay algunas historias que si bien nunca pasaron funcionan de maravilla como relato y no como hecho, si realmente ocurrieron o no es lo de menos.
Relataré dos de ellas porque ejemplifican muy bien aspectos de la supuesta «realidad»:
Frente a su celebre «Guernica», supuestamente un crítico (o espectador) le dijo a Picasso: No me gusta su pintura porque la pintura debe ser realista, no abstracta ni simbólica… ¡Mire ésta es mi esposa! le dijo mostrándole una fotografía ¡Si usted la pinta debería pintarla como es!
Es sorprendente, dijo Picasso, es muy pequeña y muy plana ¡Ésta fotografía no puede ser su esposa!
Muchas personas piden que las cosas se ajusten a la supuesta realidad (como ellos desde su trinchera ven el mundo) cuando se pierden de la maravilla de existir por pedir que todo sea plano y basado en su limitada visión. Si quiere que su vida (y obra artística) sea más única, llevadera y productiva añádale subjetividad.
La otra anécdota es recogida por J. F. Yvars en un libro sobre arte publicado en 2013:
«La historia la cuenta Françoise Gilot y merece todas las cautelas, como sucede con cuanto atañe a la vida privada de Picasso. El pintor malagueño visita a Braque, que trabaja ensimismado en un bodegón con un paquete de tabaco, una pipa y «todos los arreos usuales del cubismo». Picasso exclama con sorpresa: «¡Pobre amigo! Veo una ardilla en tu lienzo». Braque responde: «No es posible». Picasso insiste: «Quizá sea una visión paranoica, pero veo una ardilla. El lienzo está destinado a ser un cuadro y no una ilusión óptica … Puesto que la gente necesita ver algo en él, tú representas un paquete de tabaco junto a una pipa … Pero aparta de ahí esa ardilla». Braque llegó a ver la ardilla y luchó fieramente con ella: cambió la iluminación, la estructura y la composición, pero la ardilla dichosa no desaparecía. Hasta que, al fin, el tabaco y la pipa e incluso los naipes se transformaron en un cuadro cubista. Forma, composición y color sostenían la obra de arte y le imponían su realidad como pintura. Lo demás quedaba en el fantasioso salto de la ardilla.»
Habrá personas que luchen arduamente porque sus fotografías sean un «fiel» reflejo de la realidad, asumen el papel de máquina para encuadrar lo que su código moral, biológico y cultural le diga que es la realidad y habemos algunos que tomamos los elementos de lo real para plasmar colores y formas nunca antes percibidas. Las herramientas son muchas: desde el tiempo de obturación (más lento o más rápido de lo que nuestros ojos y cerebro perciben), filtros infrarojos o Polarizadores, dobles o múltiples exposiciones en fotografía análoga o simplemente interviniendo en la escena, o excluyendo elementos del cuadro haciendo más bella u horrible lo que tenemos en frente. La «ardilla» de lo real se transforma.
Quien se asuma como robot y no como humano que tire la primera piedra…
4 Comentarios
Adriana
Eres una persona bella, y ultimamente he pensado mucho en ti. Quiero visitarte y estar si me permites en tu vida. Te Amo
quiero
admin
Por supuesto que sí, te mando un gran abrazo 🙂
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