Fotografía

Somos piedras y árboles

Las trincheras para «protegernos» de la amenazante otredad pueden ser desde un muro en una frontera, el azul helado de la pantalla del celular u ordenador, una cámara o una cita sacada de contexto de algún pez gordo de la literatura o de la fotografía.

Éstas semanas he visto rondar por las redes una cita del francés Henri Cartier- Bresson desdeñando el trabajo de dos estadounidenses de nombre Adams y Edward (que seguro te suenan)… Textualmente la cita (o la trinchera) es la siguiente:

“El mundo se está cayendo a pedazos y todo lo que Adams y Weston fotografían son piedras y árboles”.

Desdeñando lo «superfluo» que resulta la naturaleza ante «las urgencias» del mundo como las guerras y otros artificios humanos… cuando el mundo es nada más y nada menos que piedras y árboles.

Una de mis tricheras favoritas (un antipoema de Nicanor Parra) lo resume mejor:

«Buenas Noticias: la tierra se recupera en un millón de años. Somos nosotros los que desaparecemos»

Y es que no confío en quienes desdeñan a la naturaleza como algo no digno de apreciarse y sobre todo de cuidarse, no confío en quienes están más al pendiente de lo que hacen los demás con su obra fotográfica que en su propia práctica, no confío en quienes usan la cámara como trinchera en vez de puente hacia los otros, que con ego empañan de inmundicia la fotografía.

Si te libras de todo ego verás las maravillas que encierra un pimiento como lo hizo Weston o una montaña como lo hizo Adams pero también la grandeza humana en la mirada de Bresson.

No es escoger un bando, es librarse de ataduras mentales, es importante denunciar hechos humanos, pero es igual de importante elogiar a un árbol. El iris del ojo del vecino puede ser igual de hermoso que un pimiento o una nuez, escoger un extremo es limitar. Ningún buen fotografo es estrecho de miras.

El ser humano es naturaleza, pero no es el mundo, nosotros nos vamos, se quedan las piedras y los arboles. Tratemos de retratar esa fugacidad: El ser humano puede ser virtuoso y una bestia. Y sin esa «desdeñable» naturaleza nadie estaría aquí: las abejas y los árboles juegan un papel más importante que nosotros los «grandilocuentes» humanos.

Cúmulo de contradicciones. Aprendí a andar en bicicleta a los 23 años. Tengo un burro de mascota. Aficionado al café, las montañas, la naturaleza, la cerveza y la lectura. Hago fotografías cada que puedo.

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