¿Qué hay de nuevo?
“Minagawa Shunzaemon, un célebre poeta muy apegado a la rima y adepto del Zen, oyó hablar de un célebre maestro zen, Ikkyu, jefe del Templo de Daitoku-ji, situado en la región de los campos violetas. Quiso ser su discípulo y le hizo una visita. En la entrada del templo entablaron el diálogo.
Ikkyu preguntó:
—¿Quién es usted?
—Un budista —respondió Minagawa.
—¿De dónde viene?
—De su provincia…
—¡Ah…! ¿Y qué ha sucedido por allí en estos últimos días?
—Los cuervos graznan, los gorriones gorjean.
—¿Y dónde cree usted que está ahora?
—En los campos violetas.
—¿Por qué?
—Las flores, esas glorias de la mañana… arteres, crisantemos, azafrán…
—¿Y cuándo están marchitas?
—Es Myiagano (un campo célebre por la belleza de sus flores en otoño).
—¿Qué sucede en ese campo?
—El río fluye, el viento lo barre.
Estupefacto al oír estas palabras que tenían el sabor del Zen, Ikkyu le condujo a su habitación y le ofreció té. Después improvisó los versos siguientes:
Un manjar delicado quisiera servirle
¡Ay! el Zen no puede ofrecer nada…
Su visitante le respondió:
El espíritu que sólo puede ofrecerme nada
es el vacío original,
Un manjar delicado entre todos.
Profundamente emocionado, el maestro concluyó:”“¡Hijo mío, usted ha aprendido mucho!”
La caja de texto al querer publicar algo en Facebook te pregunta «¿Qué estás pensando?», la de Twitter te increpa con un «¿Qué está pasando?». Hay discusiones de moda, eventos de último momento fatídicos e incesantes, linchamientos virtuales, memes, Fake News y Fake Lifes. Abres WhatsApp y la pregunta de amigos y familiares es ¿Qué hay de nuevo? ¿Qué tienes que contar?.
Abandonaste tu blog por meses, tecleas un par de palabras en un borrador y después en otro, el tener algo que contar parece cada vez más aterrador y dejas de escribir. Una actividad que te hacía sentir libre y conectado con tu ser, lo que te rodea y con otras personas con intereses similares ahora parece abrumador.
A toda novedad respondo:
Los Gorriones han vuelvo a mi jardín, se han paseado Pico Gordos, Jilguerillos, Mosqueros y demás aves bellísimas.
Se han cosechado algunas semillas, hortalizas y frutos y otros más han sido devoradas por los grillos.
Las mañanas son frescas, las tardes soleadas y las noches frías.
He hecho más fotos en un casi dos años de pandemia desde mi cotidianidad y alrededores que en muchos viajes.
Las arañas siguen tejiendo sus hermosas formas y yo sigo haciendo lo mío.
No tengo otra cosa que ofrecer, ni grandes anécdotas ni paisajes remotos de algún país lejano.
Eso es todo lo que hay que decir.