Reflejo Sereno
«La fotografía es la manera más elocuente de estar callado»
—Ricky Dávila
Cualquier descuido y las palabras se apoderan de todo: una densa neblina que nos impide ver. De tanto nombrar se nos olvida vivir.
La palabra perro no muerde pero sí entorpece, nos hace creer que conocemos a ese ser que llamamos perro sólo por nombrarlo, lo volvemos parte de lo cotidiano y le ponemos gafas de niebla al asombro.
En ésta vida hiperconectada, aunque suene a oximorón, hay cada vez menos espacio para el vacio.
Éstamos en el acto de hacer fotografía. Por un instante nuestra mente está en total silencio y viene el ruido del capital: necesitas otra cámara por que la que tienes es «obsoleta», porque tu lente no es tan luminoso y todo el mundo está haciendo fotos con Drones… tú definitivamente necesitas un Drone…
Te olvidas de ello un instante, piensas que ahorraras para ello y regresas al acto de fotografiar y en seguida viene el ruido mental: éste encuadre es el mejor, tengo que hacer ésta fotografía para recortarla en un cuadrado perfecto para Instagram, no hay que olvidar la divina proporción aurea (amén), ni lo que dicen los maestros de la fotografía [..] y otra vez tu mente está llena de palabras, conceptos y basura.
También está el ruido emocional: hacer las cosas por la caza de likes, el temor a que no gusten tus fotos o complacer a los demás y no escuchar lo que tienes dentro.
De tanta palabrería no dejaste a tu mente contemplar y respetar a lo fotografiado ni le diste espacio a tu creatividad para permear las imagenes.
Un lago silente, sin olas, refleja mejor que uno lleno de turbulencia. A ese estado de no palabras los chinos lo nombraron Mo Chao.
Mo: Sereno, Silente
Chao: Reflejo
=
Reflejo Sereno
Para hacer mejores fotografos(as) debemos ser Reflejo Sereno, dejar las palabras y conceptos y dejarnos llevar. Si puedes convertirte en un lago sin turbulencia no solo eres un meditador, eres un espejo que embellece lo que tiene enfrente.
La meditación se ha asociado en la mente colectiva como un monje forzado a estar quieto pero puedes alcanzar un estado meditativo cocinando, caminando o realizando fotos. Si viene un pensamiento lo dejo ir. No es una actitud forzada sino todo lo contrario. Es regresar a la mirada infantil, donde todo asombra, donde de todo aprendes, donde todo es mágia.