Lección Zen para gobernadores y fotografos(as)
(doble exposición en film de 35mm)
<<Keichu, el gran maestro zen de la era Meiji era el abad de Tofuky-ji, un enorme templo de Kyoto. Un dia vino a visitarle por primera vez el gobernador de Kyoto.
Su asistente le llevó la tarjeta de visita del gobernador, en la que se leía: «Kitagaki, gobernador de Kyoto».
-No tengo nada que tratar con ese tipo- dijo Keichu a su asistente. Dile que se largue de aquí.
El asistente devolvió la tarjeta con sus disculpas:
-Ha sido culpa mia- contestó el gobernador.
Tomó un lápiz y tachó las palabras «gobernador de Kyoto».
-Pregúntale otra vez a tu maestro.
-¡Ah! ¿Es Kitagaki? -exclamó el maestro cuando leyó la tarjeta-. ¡Hombre, dile que pase!>>
Muchas veces los maestros Zen a ojos comunes resultan absurdos, groseros y sus actitudes pueden ser tomadas como egoístas o «tomaduras de pelo» pero en su modo de actuar siempre está la consideración por el otro, le ofrecen a la otredad una forma de despertar que está en ellos mismos, los maestros son la herramienta pero el otro tiene que labrar su propio camino. El trabajo duro está en nosotros.
Con esos modos «fuera de lugar» le está diciendo que el gobernador cumple esa función pero él no es esa función. Uno puede ser carpintero(a), fotógrafo(a) o licenciado(a) pero ninguna de esas cosas es lo que eres. Fuera de las mascaras de la sociedad estás unido a un todo.
Ésta historia difundida en los nichos Zen me recordó mucho a mis vergonzosos intentos por iniciarme en la fotografía «profesional». Hasta la fecha me ruborizo de sólo pensarlo: Tenía en la mente convertirme en uno de esos afortunados PROFESIONALES de la fotografía, no tenía idea de cómo empezar así que hice lo que me parecía obvio… hacerme unas tarjetas de presentación con mi nombre y la leyenda «fotógrafo profesional».
Fue hace poco más de 10 años, los celulares ya comenzaban a tener cámaras integradas, muchas personas de mi generación estaban fascinados por el camino de la fotografía y ahora ésta situación se ha incrementado mucho más. Si uno se asoma a Facebook o Instagram de usuarios mexicanos pudiéramos deducir que el apellido «Pérez» ya no es el más popular sino «Photography» o «Photographer».
Lejos está la época en donde el fotógrafo era el dotado orquestador de la caja mágica y sus quimicos, ahora la fotografía está al alcance de muchas personas. ¿Quieres que te reconozcan por tus fotos? ¿Quieres que alguien pague por ellas o te contrate? Ya no basta hacerte llamar fotografo profesional, ni siquiera fotógrafo. Lo que tenemos que hacer es ser como ese gobernador de Kyoto, presentarse como Kitagaki y no como gobernador. Cumplir con nuestras funciones como cocinero(a), fotografo(a) o gobernador(a) pero aprender que lo que somos importa más que las funciones que desempeñamos. En ésta época es más fácil que te contraten por ser Annie Leibovitz que por ser fotógrafo. Pesa más tu nombre y tu visión.
Así que sé más Juan Pérez y menos Photography, cultiva lo que eres y sientes y eso empapará tu trabajo sea cuál sea.