Por Iram Ortega
Fotografía

¿Quieres hacer mejores fotos? ¡Camina!

“Caminar es una forma de burlarse de la modernidad, un atajo en el ritmo desenfrenado de nuestra vida y un modo de aguzar los sentidos” «Andar a pie reduce la inmensidad del mundo a las proporciones del cuerpo»
 
—David Le Breton

 
Aún en la era de la imagen desde la concepción de muchas personas se hace una foto con un sólo dedo, la caja mágica se encarga de todo y es más: ni siquiera se hace una fotografía como quien construye un ukulele o un poema, desde el imaginario colectivo una fotografía se toma, se le pide prestado a lo «real» pero las buenas fotos se hacen con la mente y también con los pies.
 
Al caminar nos acercamos más a lo sagrado, a lo humano y a lo digno de fotografiarse
 
La atención se centra en el ahora, mientras usemos los pies para recorrer distancias nos alejamos de la neblina del pasado y futuro. Andar es estar aquí. Mientras más se avance la mente se acalla, ya no somos nadie: ni el trabajo, ni el qué dirán importa, seguir el paso es la única preocupación. Ser un ser que camina no que aparenta.
 
En la marcha las máscaras que la sociedad impone no son necesarias.
 
Si estás leyendo ésto además de desaprovechar tiempo que pudieras estar caminando seguramente conoces esa famosísima frase de Robert Capa que sentencia “Si una foto no es suficientemente buena es porque no estabas suficientemente cerca”.
 

Pues…
¿Quieres hacer mejores fotos?
¡Camina! 

 
No sólo por el simple hecho de acercarse, que es hacer lo mínimo, sino para centrar tu atención y disipar la mente. Mientras más se ande más se respeta.
 
Respetar en su origen latino significaba volver a mirar.
 
Hasta que no regresamos a lo básico (ocupar nuestros pies para caminar en donde el automóvil es una vaca sagrada que se ha apoderado de todo) no volvemos a mirar, a prestarle atención a ese árbol que lleva más tiempo que nosotros en ésta vida, o al barrio donde crecimos.
 
Ir a pie es respetar lo que nos rodea, tomarse la fotografía como una alabanza, como un peregrinaje que cura y que nos hace regresar con algo que ofrendarle a los demás. Con una mirada renovada hasta la próxima caminata. El cuerpo cansado y la mente saciada.
 
La cámara para mi es un instrumento de respeto, un dije sagrado y la excusa perfecta para caminar.

Cúmulo de contradicciones. Aprendí a andar en bicicleta a los 23 años. Tengo un burro de mascota. Aficionado al café, las montañas, la naturaleza, la cerveza y la lectura. Hago fotografías cada que puedo.

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