Colibrí en el Ático por Iram Ortega
Fotografía

Sobre el hábito de ver

(Colibrí buscando alimento, ISO 1600 f/5.6, vel. 1/4000, 135mm)
De algún día que decidí al despertar buscar a las aves que rodean nuestro hogar en vez de mirar el celular

I’m tired of weakness, tired of my feet of clay
I’m tired of days to come, I’m tired of yesterday
And all the worn out things that I ever said
Now it’s much too late, the words stay in my head […]
I’m tired of Facebook, tired of my fading hell

—Steven Wilson, Pariah

 


No tengo la certeza de ser un buen ni mal fotógrafo: en el plano profesional, específicamente en bodas (y con la ayuda invaluable de Maya) he tenido buenos frutos. El contacto directo con las parejas me permite saber una opinión acerca de lo que se entrega y afortunadamente ha sido un saldo bastante positivo, pero en el plano «personal», ese que me impulsa ha dirigir la óptica de mi cámara hacia algún volcán o situación, a experimentar o jugar con largas exposiciones, en el lado más «artistico» de mi obra estoy lleno de dudas.

 

Ahora cualquier fotografía (llamese selfie, obra de autor, snapshot […]) está hecha para los likes. Estamos haciendo fotografías para alimentar a ese insaciable monstruo que es nuestra identidad digital, ese vacío superfeliz, superproductivo, hiperconectado, ese falso avatar que muy pocas veces nos representa. Vacío que nunca se llena, que siempre pide más y exige toda nuestra energía y atención.

 

No sé qué efecto tenga en nuestro cerebro y su sistema de recompensas ese «me gusta» (o su ausencia) en cualquier red social, pero me queda claro que genera una adicción, un sucedáneo más fácil a la irreal realidad y un falso bien que a la larga nos genera inseguridades y sobre todo al tener los ojos y el pulgar oponible (ese distintivo de la evolución humana) siempre al celular nos quita la oportunidad de encontrar con nuestra visión/atención una buena foto, de seguir mejorando nuestras composiciones, de encontrar nuestro estilo…

 

Decidí no tener la mirada dirigida hacia el celular y el pulgar hacía el touchscreen. Atreverme a tener la vista y atención a mi entorno y el indice listo para disparar mi cámara fotográfica, a no producir fotos para obtener likes sino para alimentar mi espíritu, a no compararme ni demeritar mis esfuerzos, ya que de tanto disparar puede que hasta me vuelva bueno. Quien sabe…

Cúmulo de contradicciones. Aprendí a andar en bicicleta a los 23 años. Tengo un burro de mascota. Aficionado al café, las montañas, la naturaleza, la cerveza y la lectura. Hago fotografías cada que puedo.

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