La bendición de tener una cámara lenta
Tengo una cámara vieja según el mercado (las cámaras digitales por alguna razón envejecen y se hacen «obsoletas» mucho más rápido). Le han cambiado el obturador de tanto click, los lentes se han descalibrado de las guías haciendo imposible el enfocar y también se han reparado y ahora el lector de tarjetas ha colapsado.
En resumen: le he sacado jugo a mi vieja Canon y desde que se reparó el lector de tarjetas el proceso para guardar una foto de larga exposición (donde el obturador se queda abierto mucho tiempo, ej. 2 minutos) el proceso para obtener el resultado final ha sido extremadamente lento.
Ésto suena de lo más molesto en la era de la inmediatez, pero francamente ha sido lo mejor que me pudo haber pasado…
Llevo mi cámara montada en su tripié, elijo con cuidado qué quiero fotografiar, ajusto el foco, exposición, etc y la cámara registra todo lo que pase de dos a cinco minutos, después de eso la imagen tarda en aparecer en el doble de tiempo.
Me he cansado de ver aficionados y profesionales de la fotografía viendo de inmediato el display después de cada toma y mientras sus ojos están en la pantalla ese «instante decisivo» tan cliché pasa desapercibido. Perdemos momentos por mirar pantallitas.
Mientras espero a que quede registrada la fotografía decido con calma cuál será la siguiente toma, sin la urgencia tonta de hacerlo todo de prisa.
Menos tiempo viendo el display = más atención a lo que me rodea.
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